Esta es la homilía del día 25 de octubre de 2008.
Resumen de la homilía:
El Señor Dios dice: No hagas mal a la persona extranjera, porque vuestros padres vivieron en Egipto como extranjeros. No harás daño a la viuda ni al huérfano, porque ellos gritarán y yo les ayudaré y me enfadaré con vosotros. Si le das dinero prestado a una persona, a un pobre que vive conmigo, no lo hagas con muchos intereses. Si una persona te da el manto prestado se lo devolverás antes de la noche, porque no tiene más ropa que ponerse. Si él me llama, yo le escucharé, porque yo soy compasivo con el pobre.
R.-Señor, yo te amo, tú eres mi fortaleza.
Señor, yo te amo, tú eres mi fortaleza.
Señor, mi roca, mi defensa, mi salvador.
R.-Señor, yo te amo, tú eres mi fortaleza.
Dios mío, mi defensa,
mi fuerza salvadora,
llamo al Señor de mi alabanza
y Él me salva de mis enemigos.
R.-Señor, yo te amo, tú eres mi fortaleza.
Alabado sea el Señor, bendita sea mi Refugio,
sea alabado mi Dios y salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
y tuviste misericordia de tu Ungido.
R.-Señor, yo te amo, tú eres mi fortaleza.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses (1, 5c-10)
Desde vuestra comunidad, la Palabra del Señor se ha oído en todas partes; vuestra fe en Dios se ha comunicado de boca en boca, por eso nosotros no necesitamos explicar nada, ya que ellos mismos cuentan las cosas de la visita que les hicimos: como, abandonando los ídolos, se unieron a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir esperando la venida de su Hijo Jesús desde el cielo, al que ha resucitado después de muerto y que les salva del castigo futuro.
R. Te alabamos Señor.
EVANGELIO
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, fueron donde estaba Jesús y uno de ellos le preguntó: “Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más importante de la Ley de Dios?” Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.” Este mandamiento es el principal y primero. El segundo mandamiento es igual a este: “Amarás a tu prójimo como te amas a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley y los profetas.