II DOMINGO DE PASCUA

Esta es la homilía del día 19 de abril de 2009.


Resumen de la homilía:

Las primeras comunidades cristianas anuncian a Jesús resucitado.
Para esos cristianos la Resurrección de Jesús es un hecho real, sin ninguna duda.
Jesús no resucita igual que Lázaro, la hija de Jairo o el hijo de la viuda de Naín.
Esas personas volvieron a la misma vida de antes, y con el tiempo murieron otra vez.
Jesús no resucita a la vida de la tierra, resucita a la vida de Dios, con un cuerpo glorioso.
La muerte de Jesús es un hecho histórico, con personajes como Pilatos, Herodes y otros.
Los discípulos vivían con miedo, y aparece Jesús y les dice: “La paz esté con vosotros.”
Los discípulos vieron a Jesús y comieron y bebieron con Él después de resucitar.
Tomás no tuvo fe en las palabras, el testimonio de sus compañeros, necesitó tocar.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección de Jesús con mucho valor y amor.
Nosotros tenemos fe en el testimonio de sus discípulos, no necesitamos tocar.
Por eso Jesús nos dice: “Más felices ustedes porque han creído y no han visto.”
La fe en la presencia de Jesús da paz y alegría en los momentos difíciles de la vida.
“Reciban el Espíritu Santo. A los que perdonen los pecados, les serán perdonados.”

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Estas son las lecturas del día 19 de abril de 2009.


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (4, 32-35)

En el grupo de los cristianos todos pensaban y sentían lo mismo; compartían todas las cosas y nadie llamaba suyas las propiedades que tenía.
Los apóstoles, muy valientes, daban testimonio de la resurrección de Jesús.
Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno sufría necesidad, porque las personas que tenían campos o casas las vendían, y entregaban el dinero a los apóstoles; después se entregaba a las personas según lo que necesitaba cada uno.
Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 117

R. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.


R. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

La mano del Señor es poderosa,
la mano del Señor fuerte.
Yo no moriré, viviré
para contar las obras del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte
.

R. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

La piedra que abandonaron los arquitectos
es ahora la piedra principal.
Es el Señor quien lo hizo,
ha sido un gran milagro.
En este día obró el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

R. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.



SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (5, 1-6)

Queridos hermanos: Toda persona que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama al Padre ama también a todos los hijos del Padre.
Cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos estamos seguros de que amamos a los hijos de Dios. Porque cumplir los mandamientos es amar a Dios; y sus mandamientos no son difíciles, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
Lo que ha vencido al mundo es nuestra fe. El que vence al mundo es el que cree que Jesús es Hijo de Dios. Este es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.
Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Juan ( 20, 19-31)

El primer día de la semana, los apóstoles estaban en una casa, las puertas cerradas, porque tenían miedo a los judíos. Jesús entró en la casa y dijo: “Paz a vosotros.”
Jesús les enseñó las manos y el costado y los discípulos, al ver a Jesús, se alegraron mucho.
Jesús dijo otra vez: “Paz a vosotros. Igual que mi Padre me envió, yo también les envío a vosotros.” Después Jesús sopló sobre sus discípulos y dijo: “Recibid el Espíritu Santo, a las personas que les perdonéis los pecados ya están perdonados, a los que no les perdonéis no estarán perdonados.”
Cuando Jesús vino, un discípulo llamado Tomás no estaba en la casa. Después, cuando vino Tomás, los otros discípulos le dijeron: “Ya hemos visto al Señor Jesús.” Tomás dijo: “Yo necesito poner el dedo en el agujero de las manos y del costado, para creer.”
Ocho días después, Jesús se le apareció otra vez a sus discípulos, y Tomás estaba allí. Jesús dijo: “Paz a vosotros.” Después dijo a Tomás: “Mete tu dedo en mis manos y en mi costado; y no dudes, cree.”
Tomás dijo: “¡Señor mío y Dios mío!”
Jesús le dijo: “Tomás, tú crees porque me ves. Más felices las personas que crean en mí sin verme.”
Muchos más milagros hizo Jesús delante de sus discípulos, que no están escritos en este libro. Estos milagros se escribieron para que vosotros creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo en Jesús, puedan tener la vida eterna del cielo.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

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