Pero... solo tengo esto, Señor


“Hay aquí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero qué es esto para tantos”A Dios no le importa las cantidades numéricas ostentosas. Lo que le importa es la intención sincera dentro de nosotros al hacer un acto de donación.
Pero, ¿a qué puedo llamar un acto de donación? ¿Cómo saber si he hecho un acto sincero de donación? La donación no sólo es dar limosna, o dar de comer al hambriento, sino el dar un poco de mi tiempo, ofrecerme para alguna actividad, etc. Son infinitas las ocasiones para donarnos a nuestros hermanos. Un acto de donación excelente se puede demostrar cuando vemos que en realidad nos a costado. Sea poco o mucho. La cantidad no importa. Lo importante es dar con alegría y amor.
Algunas veces confundimos la generosidad o la donación con dar algo que nos sobra. La verdadera donación es dar algo de nosotros mismos, algo que nos cuesta. Tenemos el ejemplo de hoy del joven que llevaba consigo sus peces y sus panes, para comer. Sin embargo los donó. Fue poco en cantidad. Hasta el apóstol exclamó “que es esto para tantos”, sin embargo era todo lo que poseía, y así lo puso en manos de Cristo. Y Cristo al recibirlo no se fijó en la cantidad, Él multiplicó en abundancia lo que le ofrecieron, para que todos comieran de esta donación total del muchacho que ofreció todo lo que poseía.Por ello, demos siempre no de lo que nos sobra, sino de aquello que nos cuesta dar. Y la mayoría de las veces lo que más nos cuesta dar es a nosotros mismos, para hacer felices a los demás. Como nos dijo el Papa en su mensaje cuaresmal de este año, “El Cristiano debe hacer la paz aún cuando se sienta víctima de aquella persona que le ha ofendido y golpeado injustamente.” Esto es dar lo mejor de nosotros.