XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 31 de octubre de 2009.



Resumen de la homilía:

Hoy recordamos y honramos a todos los santos, conocidos o no, que están en el cielo. Santo es toda persona que pasa su vida en la tierra cumpliendo la voluntad de Dios. Todas las personas, de cualquier situación y modo de vida, estamos llamados a ser santos. Dios nos dice: “Sed santos como yo vuestro Dios soy Santo.” No es fácil cumplir esa vocación, pero Dios que nos llama, nos da la ayuda para cumplirla. Ser Santo significa cumplir la Voluntad de Dios con la ayuda de sus gracias. Todos somos pecadores, pero hijos de Dios y Él nos ama y nos quiere santos. Perfecto, sólo Dios. Los santos cayeron, pero siempre se levantaron con su ayuda. Jesús llama “Felices” a los que tienen su corazón en Dios y no en las cosas, en el dinero. Para Jesús, la única y verdadera Felicidad está en Amar y ser Amado. Vivimos con la esperanza y la ilusión del cielo, confiando en el amor y misericordia de Dios. Trabajemos por hacer un mundo mejor, más humano, justo, lleno de amor, de perdón y de Dios.

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Estas son las lecturas del día 31 de octubre de 2009.

PRIMERA LECTURA

Lectura del Libro del Apocalipsis. (7, 2-4. 9-14)

Yo, Juan, vi a otro ángel que venía del oriente con la marca del Dios vivo. El ángel grito con voz fuerte a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:

“No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.”

Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus da Israel.

Después apareció una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie, delante del trono del Cordero, vestidos con ropas blancas y con palmas en las manos. Y gritaban con voz fuerte: “¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!” Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron a tierra ante el trono, y le hicieron homenaje a Dios, diciendo: “Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.”

“Esos que están vestidos con vestiduras blancas ¿Quiénes son y de donde vinieron?”

Yo les respondí: “Señor mío, tu lo sabrás.” Él me respondió: “Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestidos en la sangre del Cordero.”

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL. (23, 1-2. 3-4. 5-6)

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y todo lo que la llena,

el mundo y todos sus habitantes:

Él la fundó encima de los mares,

Él la hizo fuerte encina de los ríos.

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en su habitación sagrada?

El hombre de manos inocentes y puro corazón,

que no tiene confianza en los ídolos.

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Ése recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

R.-Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan. (3, 1-3)

Queridos hermanos: Mirad que amor tan grande ha tenido el Padre a nosotros para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!

El mundo no nos conoce porque no le conoció a Él.

Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y todavía no se ve lo que seremos en el futuro. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos parecidos a Él, porque le veremos como es.

Toda persona que tiene esperanza en él se purifica, igual que él es puro.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo. (12, 15-21)

El aquel tiempo, al ver Jesús que había mucha gente, subió al monte, se sentó, se acercaron sus discípulos, y empezó a enseñarles, diciendo:

Felices los de espíritu sencillo, porque de ellos es el Reino de Dios. Felices los que ahora están tristes, porque Dios los consolará. Felices los que son humildes, porque Dios les dará la tierra en herencia. Felices los que desean lo que es justo y bueno, porque lo conseguirán. Felices los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia con ellos. Felices los que tienen la conciencia limpia, porque ellos verán a Dios. Felices los que trabajan por hacer la paz, porque Dios los llamará hijos suyos. Felices los que son perseguidos por ser buenos, porque de ellos es el Reino de Dios. Felices serán cuando los insulten, persigan y digan cosas malas contra ustedes por ser discípulos míos. ¡Alegrarse y ponerse muy contentos! Porque en el cielo tendrán un gran premio; porque a los antiguos profetas también los persiguieron.

Palabra de Dios.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.