XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 14 de noviembre de 2009.



Resumen de la homilía:

En el Credo decimos: “Él ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.” Jesús ya vino hecho hombre, pobre, servidor, y se sacrificó para salvarnos. Ahora vendrá lleno de gloria y de poder a reunir a todos los que le han sido fieles. Esos elegidos serán los santos, los que vivieron siendo fieles a su vocación. Los santos no son los que nunca pecaron, porque todos somos débiles y pecadores. Los que llamamos santos también cayeron, como nosotros, pero siempre se levantaron. Jesús no cometió pecado, y la Virgen María, por gracia de Dios, tampoco pecó. Los creyentes tenemos la seguridad de la segunda venida de Jesús con poder y gloria. Pero no sabemos cuándo vendrá, ni el día ni la hora, y cómo será su venida gloriosa. Por eso debemos estar preparados y luchando por ser fieles a nuestra vocación. Podemos conseguirlo si perseveramos en la unión con Jesús en la comunión y la oración. Y recordar que si pecamos, tenemos el remedio fácil y barato en la confesión. Decir, como el “hijo pródigo”: “Me levantaré, iré a la casa de mi Padre y le pediré perdón.”

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Estas son las lecturas del día 14 de noviembre de 2009.

PRIMERA LECTURA

Lectura del profeta Daniel (12, 1-3)

En aquel tiempo se levantará el arcángel Miguel, que defiende a tu pueblo: serán tiempos difíciles, como nunca hemos tenido. Entonces se salvarán todas las personas que están escritas en el libro. Muchos muertos se levantarán: unos para la vida eterna del cielo, otros para el castigo eterno. Los sabios brillarán como luz del cielo, y los que enseñaron a hacer el bien, brillarán como estrellas, eternamente.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es parte de mi herencia y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Siempre recuerdo al Señor,
si el Señor está conmigo yo no temeré.

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Por eso se alegra mi corazón,
se goza mi espíritu.
y mi carne descansa tranquila,
porque no me entregarás a la muerte.

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Tú me enseñarás el camino de la vida,
me llenarás de gozo en tu presencia,
de alegría eterna contigo.

R.-Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta a los hebreos (10, 11-14.18)

Todo sacerdote hace sus celebraciones cada día, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque él no puede borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos los pongan como alfombra a sus pies. Cristo, con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que son consagrados. Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (13, 24-32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “En aquellos días, después de la gran angustia, el Sol se oscurecerá, la Luna no brillará, las estrellas caerán del cielo, y el mundo temblará. Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y gloria. Después enviará a los ángeles para reunir a los elegidos de todo el mundo.
Mirad el ejemplo de la higuera: Cuando brotan las hojas sabemos que viene el verano. Igual ustedes, cuando vean estas cosas, comprendan que ya está cerca la venida del Hijo del Hombre. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras se realizarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre lo sabe.”
Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti Señor Jesús.