DOMINGO DE RAMOS

Esta es la procesión de entrada del día 27 de marzo de 2010.

Ahora el video también con sonido


Esta es la homilía del día 27 de marzo de 2010.

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Resumen de la homilía:

¡Bendito el que viene como rey en nombre del Señor! Nosotros lo aceptamos como rey de nuestros corazones. Aceptarle por Rey es obedecerle y compartir su amor con los demás. Nos amó y se sacrificó por nosotros para salvarnos. Jesús sufrió golpes, burlas, corona de espinas, caídas y clavado en la cruz. Sufrimientos morales: Judas le traicionó, los discípulos le abandonaron. El pueblo al que curó sus enfermedades y dio de comer le traiciona. Nuestros pecados también llevaron a Jesús a la muerte en la cruz. Padre, si es posible, quítame este sufrimiento, pero hágase tu voluntad. Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. Pensar en los que sufren y acompañarles y ayudarles. Hay algo que es más fuerte que el sufrimiento y es el amor. Me dijo una persona: “¿Por qué no quitan las cruces si Jesús ya resucitó?” La cruz nos recuerda que hay sufriendo en las cárceles, con hambre, con sida, en paro… Cuando termine el sufrimiento, entonces podemos quitar la cruz. Vigilad y orar para no caer en la tentación y causar sufrimientos y dolor.

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Estas son las lecturas del día 27 de marzo de 2010.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías. (50, 4-7)

Mi Señor me dio una lengua de niño, para saber decir al deprimido una palabra de ánimo. Cada mañana me abre el oído para que escuche como los que empiezan. El Señor me abrió el oído. Yo no lo rechacé: ofrecí la espalda a los que me pegaban con palos, mi cara a los que me tiraban de la barba; no me tapé el rostro a las burlas y cuando me escupían. El Señor me ayuda, por eso no sufría; puse mi rostro duro como la piedra, sabiendo que no quedaría frustrado.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL 21, 8-9. 17-18. 19-20. 23-24

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se ríen de mí,

se burlan, mueven la cabeza:

“Pidió al Señor, que lo salve;

que lo libre, si lo ama mucho.”

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Me rodea un grupo de perros,

y una banda de bandidos;

me agujeran las manos y los pies,

puedo contar mis huesos.

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Se reparten mi ropa, sortean mi capa.

Pero tú, Señor, no te vayas;

fuerza mía, ven rápido a ayudarme.

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Contaré tu fama a mis hermanos,

en la asamblea te alabaré.

Fieles del Señor, alabadlo;

descendientes de Jacob, glorificadlo;

temedlo, hijos de Israel.

R.-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. (2, 6-11)

Cristo, aunque era Dios, no presumió de ser Dios; al contrario, abandonó su categoría y se hizo como un esclavo, como una persona sencilla. Y así, obrando como un hombre normal, se rebajó hasta aceptar la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó por encima de todo y le dio el “Nombre-superior- a todo nombre”; para que al nombre de Jesús todos se arrodillen en el cielo, en la tierra, y todos digan: “Jesucristo es Señor”, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 19, 28-40

En aquel tiempo, Jesús fue subiendo hacia Jerusalén. Al llegar a Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: “Vayan a la aldea de enfrente; verán un borrico atado, que nadie ha montado. Desatadlo y traerlo. Si alguna persona os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, decidle: “El Señor lo necesita.” Ellos fueron y lo vieron como les había dicho el Señor. Cuando lo desataban, los amos les preguntaron: “¿Por qué desatáis el borrico?” Ellos contestaron: “El Señor lo necesita.”

Lo llevaron a Jesús, le pusieron encima sus mantos y le ayudaron a montar. Cuando iban caminando, la gente ponía sus mantos en el camino. Y, cuando empezaban a bajar el monte de los Olivos, el grupo de los discípulos, contentos, empezaron a alabar a Dios gritando, por todos los milagros que habían visto, diciendo:

“¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.” Algunos fariseos le dijeron a Jesús: “Maestro, dile a tus discípulos que se callen.”

Jesús les dijo: “Os digo que, si éstos se callan, gritarán las piedras.”

Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.