II DOMINGO DE PASCUA

Esta es la homilía del día 10 de abril de 2010.

Ahora el video también con sonido

Resumen de la homilía:

RESUMEN HOMILÍA SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA


Entró Jesús y dijo: “Paz a vosotros”. Todo encuentro con Jesús nos da la paz, Jesús envió a los apóstoles a continuaron la misión de anunciar el Evangelio. Les dio el Espíritu Santo que es la fuerza de Dios que hace la Iglesia. Los milagros que hacían eran prueba de la presencia de Dios en esa obra apostólica. Jesús dio a los sacerdotes el poder de perdonar los pecados o no perdonarlos. Pero siempre es Dios el que perdona o retiene, cuando lo hace el sacerdote. Hay una condición principal para perdonarlos: el verdadero arrepentimiento. Me levantaré, iré a casa de mi Padre y le pediré perdón: la Confesión. Los discípulos estaban en una casa con las puertas cerradas por miedo. ¿Cómo pudo entrar Jesús con las puertas cerradas? Era el mismo Jesús crucificado, pero resucitado y con cuerpo glorioso, espiritual. Murió par a salvarnos, y su Misericordia es eterna, pero hay que desearla, pedirla. Para creer necesitamos la fe, que es don de Dios, pero creer no es comprender. Debemos aceptar la fe con humildad y sin condiciones. Tomás no quiso aceptar lo que habían visto sus compañeros apóstoles. Jesús: “Tú crees porque viste, más felices serán lo que crean sin haber visto.”

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Estas son las lecturas del día 10 de abril de 2010.


PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. (5, 12-16)


Los apóstoles hacían muchos milagros a la vista de la gente. Los cristianos se reunían de acuerdo en el pórtico de Salomón; las demás personas no se les juntaban, aunque todos hablaban bien de los cristianos; y aumentaban las personas creyentes, hombres y mujeres, que se unían al Señor.

La gente sacaba a los enfermos a la calle y los ponían en camillas, para que, al pasar el apóstol Pedro, su sombra, tocase alguno de ellos. Mucha gente de los alrededores iba a Jerusalén, llevando enfermos y que tenían espíritus malos, y todos se curaban.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 117, 2-4. 22-24. 25-27


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


La piedra que despreciaron los arquitectos

es ahora la piedra principal.

Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un gran milagro.

Éste es el día en que obró el Señor:

sea nuestra alegría y nuestro gozo.


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


Señor, danos la salvación, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,

les bendecimos desde la casa del Señor;

el Señor es Dios, Él nos ilumina.


R.-Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.



SEGUNDA LECTURA


Lectura del libro del Apocalipsis. (1, 9-11. 12-13. 17.19)


Yo Juan, vuestro hermano en el sufrimiento, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba expulsado en la isla de Patmos, por predicar la palabra de Dios, y dar testimonio de Jesús. Un domingo tuve un éxtasis y oí detrás de mí una voz fuerte que decía:

Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.”

Miré a ver quien hablaba, y vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura

humana, vestida con capa larga, con un cinturón de oro encima del pecho.

Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha encima de mí y dijo:

No tengas miedo; Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe lo que veas: lo que está sucediendo y lo que sucederá más tarde.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Juan. (20, 19-31)


Al anochecer de aquel día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y entró Jesús y les dijo: “Paz a vosotros.” Y les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor

Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.”

Y, dicho esto, sopló su aliento encima de ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” Tomás, uno de los doce apóstoles, llamado el Mellizo, no estaba allí cuando vino Jesús. Después los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor.” Pero Tomás contestó: “Si yo no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.”

A los ocho días, estaban reunidos los discípulos y Tomás con ellos. Vino Jesús, estando las puertas cerradas, y dijo: “Paz a vosotros.” Después dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.” Contestó Tomás: “¡Señor mío y Dios mío!”

Jesús le dijo: “¿Porque me has visto has creído? Felices los que crean sin haber visto.”

Muchos otros signos que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de sus discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.