XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

Con motivo de la celebración del Día Mundial de las Personas Sordas publicamos hoy la homilía del domingo 30 de septiembre de 2007 que corresponde con las lecturas de este fin de semana.




Resumen de la homilía:

Muchas personas viven pensando en tener más, en disfrutar mas, y ¿después? Para el cristiano, sí hay un después de la muerte: la salvación o la condenación. La riqueza, no es mala, el pecado es no usarla bien y compartirla con los necesitados. Ser ricos en bienes espirituales: amor, generosidad, paciencia, obediencia a Dios. Ser fieles a la Voluntad de Dios se consigue con la oración y los Sacramentos. Con la seguridad de que después de la muerte Dios nos examinará en el amor. En la parábola, el rico es condenado porque no amó ni compartió. Pide un milagro: ver a un muerto resucitado; pero Jesús, Dios hombre, resucitó. Hay que abandonar el orgullo y aceptar la fe, que es un don de Dios, para la resurrección. La parábola dice: “Los últimos serán los primeros”. ¿Quiénes son los últimos? Los ricos se pueden salvar si viven con espíritu de hermanos ayudando a los demás. Los pobres no se salvan por ser pobres, necesitan vivir las virtudes que le unen a Dios.


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Estas son las lecturas del sábado 25 de septiembre de 2010.




Lecturas 25-09-2010
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Estas son las lecturas del domingo 26 de septiembre de 2010

PRIMERA LECTURA.


Lectura del profeta Amós. (6. 1. 4-7)


Así dice el Señor todopoderoso: “¡Lástima de ustedes que tienen su esperanza en Sión y confianza en el monte de Samaria! Se acuestan en camas lujosas; comen corderos del rebaño, cantan con música del arpa, y lo mismo que el rey David inventan canciones de música; beben vino en copas, se ponen perfumes caros, pero no se entristecen con los sufrimientos de mi pueblo. Por eso ahora ustedes serán los primeros que irán presos y así se acabará con la multitud de vagos.”

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 145, 7. 8 9-10


R.-Alma mía, alaba al Señor.


El Señor es eternamente fiel,

Dios hace justicia a los oprimidos,

da pan a los que tienen hambre.

El Señor da libertad a los presos.


R.-Alma mía, alaba al Señor.


El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor levanta a los caídos,

el Señor ama a los justos,

el Señor protege a los peregrinos.


R.-Alma mía, alaba al Señor.


Ayuda al huérfano y a la viuda

y cambia el camino a los malos.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, de siglo en siglo.


R.-Alma mía, alaba al Señor.




SEGUNDA LECTURA.


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (6, 11-16)


Hombre de Dios, obra la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza.

Lucha el buen combate de la fe. Consigue la vida eterna a la que estás llamado, y que prometiste ante muchos testigos. Delante de Dios que da la vida al universo, y de Jesucristo, que dio testimonio ante el gobernador romano Pilato; te pido que cumplas los mandamientos hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, que en su tiempo manifestará al único Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que nunca muere, que está en una luz, que ninguna persona ha visto nunca ni puede ver.

A él honor y poder eterno. Amén

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 16, 19-31


En aquel tiempo Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía con ropa muy buena, y que todos los días celebraba banquetes y fiestas. Y había también un pobre, llamado Lázaro, lleno de llagas, que estaba sentado en el suelo, junto a la puerta del rico. El pobre quería comer de lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas al pobre. Cuando el pobre murió los ángeles lo llevaron al cielo cerca de Abrahán. Murió también el rico y lo enterraron.

En el infierno, con muchos sufrimientos, el rico miró y vio a lo lejos a Lázaro con Abrahán. El rico dijo: “¡Padre Abrahán!, ten lástima de mí, y envía a Lázaro para que, mojando el dedo en agua, me toque la lengua, porque sufro mucho en este fuego.”

Abrahán le respondió: “Hijo, acuérdate que durante toda tu vida recibiste muchas riquezas, y Lázaro, al contrario, sólo tuvo pobreza y enfermedades; por eso Lázaro está aquí feliz y gozando mientras tú estás sufriendo.” Y entre ustedes y nosotros hay una profunda separación que no se puede pasar, pues nosotros no podemos ir a donde están ustedes, ni ustedes pueden venir dónde estamos nosotros.

El rico dijo: “Padre Abrahán, te ruego que envíes a Lázaro a casa de mi padre, para que hable a mis cinco hermanos, para que ellos no vengan también a este lugar de sufrimiento.” Abrahán respondió: “Ellos ya tienen a Moisés y los profetas. Que los escuchen.” El rico dijo: “Padre Abrahán: si alguno de los muertos resucitase y fuese donde están ellos, se convertirían.” Abrahán le respondió: “Si a Moisés y a los profetas no les hacen caso, tampoco creerán si ven a un muerto resucitado.”

Palabra del Señor.


R. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORDEN SACERDOTAL



AMIGO, PASE Y PREGUNTE


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.


Paco: Buenos días, D. José. Pasaba por aquí cerca y me dije: voy a ver a D. José y me resuelve este lío que tengo en la cabeza desde el domingo.


D. José: Buenos días, Paco, vamos a ver que lío tiene ahora en la cabeza el amigo.


Paco: Pensando lo que me dijo hace tiempo de los Sacramentos, me gustaría comprender bien qué es el Orden sacerdotal.


D. José: Pues el Sacramento que, por las manos de obispo, da a un hombre el poder de ser sacerdote de Jesucristo.


Paco: Y ¿por qué se lo da a ese y no a otro? ¿Hay que pagar por recibir el Orden?


D. José:¡Qué falta de formación tiene nuestro pueblo cristiano! Todos los sacramentos son gratis. ¿A ti te han cobrado por la confesión y la comunión?


Paco: Por eso no, pero por la boda me dieron un buen pellizco, que me hizo pensar que será por eso que ahora más de uno se arrima pero no se casa.


D. José: El dinero que se cobra en la boda no es para el Cura, es para los gastos del papeleo y otras necesidades de la iglesia, que en las bodas son especiales.


Paco: Volviendo a la pregunta, ¿por qué un hombre se hace Cura? ¿No le gustan los líos del matrimonio y los hijos?


D. José: No desbarres, amigo Paco. El sacerdocio es una vocación, igual que el Matrimonio, pero es Dios quien elige, al que Él quiere. Después viene la respuesta generosa del elegido, respondiendo: “Aquí estoy, Señor, porque me has llamado.”


Paco: Y ¿cómo sabe que Dios le ha llamado? ¿Quién se lo dice? ¿Estudiando Latín?


D. José: Los niños, jóvenes o mayores, sienten una atracción, algo que les invita a ir a estudiar a un Seminario, y a través de los estudios, la formación que se les da, y su oración personal, van sintiendo, dándose cuenta, de que el Señor los quiere para sacerdote suyo. A veces no es fácil descubrirlo, pero hay Directores espirituales que le orientan, le apoyan y le ayudan a clarificar qué le está pidiendo el Señor,

Paco: Y, una vez que el Obispo lo hace Cura, ¿qué cargo o misión tiene esa persona?


D. José: Pues el sacerdote participa de la autoridad y misión de Cristo. Representa a Jesucristo Sacerdote cuando celebra la Eucaristía y demás Sacramentos.


Paco: Y si ese sacerdote obra mal en su vida y se hace un golfo, sigue siendo Cura?


D. José: Cuando un sacerdote bautiza, confiesa o predica la Palabra de Dios, aunque lleve una vida mala, es Cristo quién bautiza, confiesa y predica la Palabra.


Paco: ¿Y qué va decir la gente, por qué el Obispo no lo quita de Cura si obra mal?


D. José: El que recibe el bautismo será cristiano, hijo de Dios para siempre, no se puede borrar; y lo mismo le pasa al que recibe el Sacramento del Orden; pero si hay causas graves, el Sr. Obispo puede apartarlo de su ministerio y prohibirle celebrar, pero sigue siendo sacerdote de Cristo.


Paco: Los Curas tienen obediencia o libertad de decidir y actuar como les guste.


D. José: Los Curas somos los colaboradores de los Obispos, y tenemos que darle cuenta de nuestros proyectos y actividades, y aceptar lo que nos mande y cambie.


Paco: ¿Cómo se hace cuando el Obispo le da el título de Sacerdote y dónde se hace?


D. José: El Obispo impone las manos en la cabeza del que va ser ordenado y ora con él a Dios para que le envíe el Espíritu Santo, reciba la consagración y obre con fidelidad en su misión sacerdotal. Normalmente se hace en la iglesia catedral.


Paco: ¿Después pueden mandar y gobernar a su gusto a las personas de la Iglesia?


D. José: Todos los sacerdotes tenemos que imitar a Cristo, que no vino a ser servido sino a servir. Nuestra misión es estar al servicio del Pueblo de Dios, de la comunidad cristiana que se nos ha encomendado, ayudándoles a ser santos.


El sacristán

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 18 de septiembre de 2010.


Homilía 18-09-2010
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Resumen de la homilía:

¿Cuál debe ser el deseo principal de un buen cristiano? La felicidad del cielo con Dios. En la vida todo pasa, todo se acaba, solamente Dios permanece eternamente. Debemos pensar, trabajar, luchar por conseguir esa felicidad total que es Dios. El que sólo se preocupa por ganar dinero, ser famoso, no ama ni desea a Dios. Por eso dice Jesús: “No se puede amar al dinero y amar a Dios” El amor al dinero, la ambición de cosas materiales, nos apartan del amor a Dios. El cristiano debe vivir cumpliendo la voluntad de Dios por encima de todo. Y la volunta de Dios es que nos amemos unos a otros, nos preocupemos de los demás. Por eso las cosas que recibimos de Dios son para compartirlas con los necesitados. Esas obras de servicio y amor nos abren las puertas de cielo. San Juan de la Cruz dijo: “Al final de tu vida Dios te examinará de amor.” Usar los medios espirituales que Dios nos ha dado: Oración, Confesión y Comunión.



Estas son las lecturas del día 18 de septiembre de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del profeta Amós. (8,4-7)


Escuchad esto, los que hacen daño al pobre, roban a los desgraciados diciendo: “¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecerlo?”

Reducen la medida, aumentan el precio, ponen balanzas con trampa, compran al pobre por dinero, al mendigo por unas sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo.

Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará nunca sus acciones.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 112. 1-2. 4-6- 7-8


R.-Alabad al Señor, que ayuda al pobre.


Alabad, todos al Señor,

alabad el nombre del Señor .

Bendito sea el nombre del Señor

ahora y por siempre.


R.-Alabad al Señor, que ayuda al pobre.


El Señor se eleva por encima de todos los pueblos,

su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro

que se eleva en su trono y mira el cielo y la tierra?


R.-Alabad al Señor, que ayuda al pobre.


Levanta del suelo al caído,

saca de la basura al pobre,

para sentarlo con los príncipes,

los príncipes de su pueblo.


R.-Alabad al Señor, que ayuda al pobre.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (2, 1-8)


Querido hermano: Yo, lo primero que te pido, que hagan oraciones, acciones de gracias y pidan `por todas las personas, por los reyes y por todos los que gobiernan, para poder tener una vida tranquila y en paz, y obrar como personas creyentes.

Es bueno y agradable a nuestro Salador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, que murió para la salvación de todos. Esta es la gran prueba del plan de Dios que yo anuncio. Dios me hizo apóstol para anunciar estas cosas; yo no miento. Él me hizo maestro para enseñar a todas las naciones en la fe y la verdad.

Aconsejo a todos que recen a Dios en todos los lugares, con un corazón limpio, sin odios ni enemistades.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 16, 10-13


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “La persona que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho: y el que no es fiel en lo poco, tampoco será fiel en lo mucho.

Si no fuiste fiel en cosas sin importancia, ¿quién te dará a confiar cosas de valor?

Ningún criado puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro; o alabará a uno y despreciará al otro. No se puede amar a Dios y al dinero.”


Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS


AMIGO, PASE Y PREGUNTE


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.


D. José: Buenos días, Paco. Pensaba ir a dar un pequeño paseo y, si puedes, me acompañas y hablamos por el camino. ¿Vale? Si no puedes hablamos aquí en el despacho.


Paco: ¡Cómo no! Con mucho gusto le acompaño, que yo también necesito tomar el aire puro, después de tantas horas en la herrería.


D. José: Pues vamos, salimos por el camino del monte, por donde pasa muy poca gente y así más tranquilos para hablar. ¿Te parece bien?


Paco: Hoy vine por una confusión con mi mujer y unas vecinas, porque se está muriendo un abuelo, y su hija decía de llamarle a Vd. para la Unción de los Enfermos. Yo les dije: Eso se llama “Extremaunción” Y me llamaron atrasado. ¿Vd. que me dice? ¿Por qué tanto cambio? Antes la Iglesia era tradicional.


D. José: Te explicaré. Es el mismo Sacramento; pero el concilio Vaticano II acordó cambiar de nombre, para que se comprenda mejor que no es un Sacramento sólo para moribundos. Ni tampoco es pasaporte para entrar en el cielo. Se quiere reavivar la fe, y aliviar el dolor.


Paco: Entonces es una especie de Aspirina que alivia el dolor del enfermo, ¡no lo entiendo!


D. José: El Apóstol Santiago en una carta dice: “Si hay un enfermo, llamen a los responsables de la comunidad cristiana, que recen por el enfermo y lo unjan con aceite, y la oración hecha con fe, si el Señor lo quiere, puede dar la salud al enfermo, y se le perdonarán los pecados.


Paco: ¡Cuántas cosas nuevas! Y ¿puede darse la Unción a cualquier persona, vieja y joven?


D. José: Depende, porque se puede dar la Unción antes de una operación, una operación importante y con peligro de muerte, y también a personas muy mayores con sus fuerzas débiles.


Paco: A mi me gusta más cuando todavía tengo vida, porque cerca de la muerte la gente se asusta porque piensa que va a morir. Es muy difícil aceptarlo. ¿Vd. no tiene miedo a morir?


D. José: Yo todos los días me preparo, pero me preparo para la Resurrección, no para morir.


Paco: ¿La Resurrección igual que Jesús? Me parece que Vd. tiene ilusiones grandes. Pero, sin pasar por el hoyo creo que nadie resucita.


D. José: No se trata de ilusiones, me apoyo en la promesa de Jesús que dijo: “El que crea en mí no morirá para siempre, porque yo lo resucitaré.” ¿Puede fallar la promesa de Jesús? ¡No! Tengo confianza.


Paco: Hombre, Sr. Cura, pero uno está unido a la tierra, a la familia, a tantas cosas. Y de repente se encuentra…¡Dios sabe dónde! Ha perdido todo lo que amaba, que tanto trabajo y sudores le costó reunir, y queda desnudo igual que nació.


D. José: El Sacramento de la Unción te da una gracia especial para que no pierdas el ánimo y no se debilite tu fe, uniéndote libremente a la Pasión y muerte del Señor. Y eso de perder todo lo que amas, yo amo sobre todo a mi Dios, tengo deseos de encontrarme con Él.


Paco: Vd. puede decir eso porque es un santo y nunca ha pecado, igual que los otros santos.


D. José: No, amigo Paco, todos somos pecadores, y los demás santos como san Pedro, san Pablo, san Agustín también pecaron, pero siempre se arrepintieron con la gracia de Dios.


El sacristán.


DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 11 de septiembre de 2010.


homilía 11-9-2010
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Resumen de la homilía:

Las lecturas de este domingo nos hablan de la misericordia y del perdón del Señor. En la primera Lectura Moisés pide a Dios perdone a su pueblo que había pecado. Dios perdonó a su pueblo, como perdona siempre al que se arrepiente y pide perdón. En la segunda Lectura san Pablo reconoce fue perseguidor de los cristianos. Dios lo eligió y perdonó, y tuvo confianza en él para hacerle su apóstol. Porque Cristo vino al mundo y murió en la cruz para salvar a los pecadores. La parábola de la oveja perdida manifiesta como es la Misericordia de Dios. Así obra el Señor con cada pecador que se aleja de Dios, porque Él sigue amándolo. Por cada pecador que se arrepiente y vuelve a Dios hay gran fiesta en el cielo. Dios pone una condición para perdonarnos, estar arrepentidos del mal que hicimos. El Señor nos busca, como el pastor buscó la oveja perdida, porque siempre nos ama. Pensemos en nuestros pecados y vayamos a Dios en el Sacramento de la Confesión.



Estas son las lecturas del día 11 de septiembre de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro del Éxodo (32, 7-11. 13-14)


En aquellos días el Señor dijo a Moisés: Baja del monte, que este pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido. Pronto se han desviado del camino que yo les dije. Han hecho un becerro de metal, se arrodillan delante de él, le ofrecen sacrificios y proclaman: “Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto.”

Y el Señor dijo a Moisés: “Yo veo que este pueblo es un pueblo duro de entender. Por eso, déjame: mi ira caerá contra ellos hasta destruirlos. Y de ti haré un pueblo grande.”

Entonces Moisés pidió al Señor, su Dios. ¿Por qué, Señor, te enfadas contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con gran poder y mano fuerte? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste, diciendo: “Aumentaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra se la daré a vuestra descendencia para que la tenga para siempre.”

Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había dicho contra su pueblo.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL 50, 3´4. 12-13. 17 Y 19


R.-Iré a la casa de mi padre.


Dios mío, por tu bondad, ten misericordia de mi,

por tu gran compasión perdona mi culpa;

limpia mi alma del mal que hice, perdona mi pecado.


R.-Iré a la casa de mi padre.


Oh Dios, dame un corazón puro,

cámbiame por dentro con espíritu fuerte;

no me apartes de ti, no me quites tu santo espíritu.


R.-Iré a la casa de mi padre.


Señor, abre mis labios, y mi boca te alabará.

Mi sacrificio es un espíritu dolorido;

un corazón arrepentido tú no lo rechazas.


R.-Iré a la casa de mi padre.



SEGUNDA LECTURA


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo. (1, 12-17)


Querido hermano: Doy gracias a Jesucristo, nuestro Señor, que tuvo confianza en mí y me dio este ministerio. Yo antes era un perseguidor de los cristianos y un soberbio.

Pero Dios tuvo compasión de mí porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía.

El Señor derramó su gracia en mí, y me dio la fe y el amor en Jesucristo.

Pueden tener confianza y aceptar sin dudar lo que yo les digo: que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el más pecador.

Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, manifestase Jesucristo toda su paciencia, y yo pudiese ser testigo de todos los que crean en él y tendrán vida eterna.

Al rey de los siglos, inmortal, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 15, 1-10.


En aquel tiempo, los pecadores y publicanos se acercaban a Jesús para oírle hablar, y los escribas y fariseos murmuraban, hablaban mal, diciendo: “Ese hombre acoge a los pecadores y come con ellos.”

Jesús les dijo esta parábola: “Si uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, deja las noventa y nueve en el campo y va a buscar la oveja perdida. Y cuando la encuentra, muy feliz, la pone encima de sus hombros y, al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos para decirles: “alégrense conmigo, porque ya encontré mi oveja perdida.”

Y se alegrará más por la oveja que encontró que por las noventa y nueve que no se habían perdido. Yo les digo que igualmente habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte y vuelve a Dios, que por noventa y nueve que no necesitan convertirse.”

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA PENITENCIA (CONFESIÓN)


AMIGO, PASE Y PREGUNTE


D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO


Paco: Buenos días, D. José: He visto a dos Curas entrar en la iglesia y pensé que Vd. estaría enfermo, y los Curas venían a darle la Unción de los muertos; me preocupé y por eso he venido a visitarle.


D. José: Muchas gracias por tu interés, amigo Paco, pero gracias a Dios, me encuentro bien y fuerte. Además, la Unción no es de los muertos, es para los vivos que están enfermos o son mayores de edad.


Paco: Entonces, ¿se puede saber que hacen esos curas aquí, pues Vd. solo siempre ha sido suficiente?


D. José: ¿Tú sabes que estamos en Semana Santa? Pues esos compañeros sacerdotes han venido para ayudarme en las confesiones. Hay personas que prefieren confesarse con otros sacerdotes que no las conozcan, y hay que respetar su deseo.


Paco: ¿Vd. solo no puede? ¿Ya se cansa de cargar con los pecados de las mujeres del pueblo?


D. José: Puede ser que los pecados de los hombres y tus pecados sean más pesados que los de las mujeres. No seas machista ni juzgues mal a las mujeres, pues la tuya es una santa comparada contigo.


Paco: Eso de ser machista no sé lo que quiere decir Vd., pero macho, de verdad, sí lo soy, y si quiere comprobarlo pase por mi herrería para que vea cómo trabajo, ¡más que un mulo!


D. José: Tienes razón que eres muy buen trabajador, pero en tu relación con Dios no eres tan bueno.


Paco: ¿Qué quiere Vd. que yo haga? ¿Dejo de trabajar y me pongo a rezar el rosario con mi suegra?


D. José: Ni tanto ni tan poco; pero ya que has visto a los dos curas, podrías aprovechar y confesarte.


Paco: Mire Sr. Cura, me confesé cuando la Primera comunión vestido de blanco. Mi mujer me obligó a confesar cuando la boda. ¿No es suficiente? ¿Ya no estoy perdonado? ¿Hay que obedecer a los Curas?

D. José: De los pecados que hayas podido cometer después de la boda, me parece que no estarás perdonado si no los confiesas.


Paco: ¿Qué pecados, dígame Vd.? Yo no mato, no robo, no hago daño a la gente, aunque a veces me caliento con los que no me pagan el trabajo que les hago. Entonces, ¿qué voy a confesar?


D. José: Acepto que tú no haces daño; pero ¿tú haces bien a los demás? Si ves a un hombre caído en el suelo y no le ayudas; si un vecino tuyo tiene hambre y no le das algo de tu comida. ¡Eso puede ser pecado!, porque los cristianos tenemos que imitar a Jesús, que no hizo mal, y pasó haciendo el bien.


Paco: Vd. por palabras siempre me gana; pero yo pienso que es suficiente pedirle perdón a Dios. ¿Para qué ir a un cura?


D. José: No sabía que tenías ideas protestantes. ¿Quién te metió esas ideas en la cabeza? Siempre la confesión ha sido un Sacramento necesario y muy importante.


Paco: ¿Protestante yo? ¡No me ofenda Sr. Cura! Toda mi familia, según me decía mi abuela, que era una santa de Misa diaria, ha sido católica romana, del Papa; y yo, no soy Cura, pero católico ¡igual que Vd.!


D. José: Si tú eres católico como dices, debes cumplir los Mandamientos de la Iglesia y confesarte y comulgar una vez al año. También recordar que la confesión, para que nos perdone los pecados, no la inventamos ni mandamos los curas. Fue el mismo Jesús quién dijo a sus discípulos: “A quienes les perdonéis los pecados les serán perdonados, y a quienes no se los perdonéis no les serán perdonados.” Si todavía tienes dudas, coge el Evangelio que tiene tu mujer y lee el capítulo 20,23 de San Juan, y después ven a la iglesia y confiésate, para quedar en paz con Dios, contigo mismo y con los demás.


El sacristán.





DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 4 de septiembre de 2010.


Homilía 4-09-2010
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Ahora el video también con sonido

Resumen de la homilía:

Los Mandamientos de la Ley de Dios: “Amar a Dios más que a todas las cosas.” Amar más a Dios no es rechazar los demás, es ponerlos después del amor a Dios. Dios es la Meta y el fin principal de la vida de toda persona creyente. No se trata de no amar a nuestros familiares o amigos, sino saber que primero es Dios. Es difícil, porque nos obliga a renunciar a cosas que queremos y nos gusta mucho. Jesús dice: “el que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser discípulo mío.” El Señor que nos da una misión, nos da la fuerza y ayudas para cumplirla. Empezar lo hacemos todos, perseverar sólo los santos.” Nuestra vocación. En la vida espiritual es necesaria la perseverancia. No podemos parar el camino hacia Dios. Las ayudas de Dios, gracias, las tendremos siempre para conseguir la perseverancia final. El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.” Dios es el valor superior a todo y vale la pena dejarlo para llegar a la unión con Dios.



Estas son las lecturas del día 4 de septiembre de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de la Sabiduría (9, 13-18)


¿Qué persona puede conocer lo que Dios quiere? ¿Quién comprende lo que Dios desea? Los pensamientos de las personas progresan poco y no son seguros; porque el cuerpo mortal es un peso del alma, y nuestro cuerpo de barro dificulta el pensamiento.

Es difícil conocer las cosas de la tierra, y descubrir lo que está cerca; ¿quién podrá comprender lo que está en el cielo?

¿Quién puede saber tus deseos, si no les das sabiduría, enviando tu Espíritu Santo desde el cielo? Así fue como los habitantes de la tierra pudieron cambiar sus obras; al saber lo que a ti te agrada, fueron salvados por la Sabiduría.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor


SALMO RESPONSORIAL 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Tú conviertes el hombre en polvo,

diciendo: “Volved, hijos de Adán.”

Mil años delante de ti son un ayer que pasó;

una vela en la noche.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Los siembras cada día, como hierba que nace nueva:

que nace y florece por la mañana y por la tarde la siegan.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Señor, enséñanos a pensar en nuestra vida

para tener un corazón bueno.

Señor, míranos y ven a ayudarnos, ten lástima de tus siervos.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Por la mañana llénanos de tu misericordia,

y toda nuestra vida será alegría y gozo.

Venga la bondad del Señor, y nuestras obras progresen.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón. (9-10. 12-17)


Querido hermano: Yo, Pablo, anciano y preso por ser fiel a Jesús, te envío a Onésimo, a quien bauticé en la cárcel, a quién amo como a un hijo.

Me gustaría quedase aquí conmigo para que me ayude, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin tu acuerdo, así me haces un favor con libertad.

Puede ser que se separó de ti para que ahora lo tengas para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano. Si yo lo quiero tanto, mucho más debes quererlo tú, como hombre y como cristiano. Si me tienes como compañero tuyo, recíbelo a él como a mi mismo.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33


En aquel tiempo Jesús caminaba seguido de mucha gente. Se paró y les dijo: “La persona que quiera venir conmigo debe estar preparado a dejar padre, madre, mujer, hijos, hermanos y hermanas. También su propia vida. Si no lo hace así, no puede ser discípulo mío. La persona que no acepte cargar con su propia cruz para venirse conmigo, tampoco puede ser discípulo mío.

Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, debe empezar por sentarse para calcular los gastos, y ver si tiene dinero para terminar la casa. Porque si pone los cimientos de la base y después no puede terminar la casa, todos se burlarán de él diciendo: “Miren un hombre que empezó a edificar su casa y no pudo terminarla.”

Cuando un rey va a la guerra contra otro rey, empezará por calcular si con diez mil soldados puede luchar contra el rey enemigo que viene con veinte mil soldados. Si ve que no puede, cuando el otro rey está todavía lejos, le envía unos delegados para pedirle la paz.

Lo mismo ustedes, la persona que no abandone todas sus propiedades, no puede ser discípulo mío.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.

LA PRIMERA COMUNIÓN

AMIGO, PASE Y PREGUNTE



D. JOSÉ, EL CURA, Y PACO, EL HERRERO.


D. José: Buenos días, Paco, ¿Qué buena nueva te trae por el despacho parroquial?


Paco: ¿Buena nueva dice Vd.? ¡Mala noticia! Y estoy que si no vengo, reviento.


D. José: Cálmate, Paco, no será tan grande la cosa, cálmate y cuéntame.


Paco: Todo porque mi nieto hace la Primera comunión, y mi mujer me pide mil euros, porque si el vestido, que si la comida, y no sé que más; pero bueno; ¿hace falta todo eso para unirse con Jesús en la comunión? Yo me puse el pantalón del domingo y mi santa madre me compró una crucecita de madera para colgármela del cuello, y todos contentos. Después el Cura nos dio una taza de chocolate y galletas, y una estampa de la Virgen.


D. José: Paco, tienes toda la razón del mundo, ¡están destruyendo la celebración de ese importante Sacramento, convirtiéndolo en una celebración pagana, donde los niños lo pasan mirando todo lo que le ponen encima, pero, ¡ni se acuerdan que recibieron a Jesús!


Paco: Mire Vd., cuando me lo dijo, faltó poco para que me diera un infarto de esos que dan ahora, y me fui al bar a coger aire y calmarme con una copa, y allí me encuentro con Pedro, el molinero, que tenía el mismo problema; pero él, medio comunista, atacaba a los curas, y decía: “se hacen ricos con el dinero de los pobres”. Lo cogí de la camisa y le dije: “Tú, al Cura de mi pueblo no lo toques, porque si te metes con D. José, que es un santo, te rompo la cara”. Idiota, infórmate primero y verás que el Cura no cobra ni un euro. Todo eso que montan son novelerías de las mujeres con ganas de presumir.


D. José: Muchas gracias por defenderme, pero no me hagas santo hasta que lo diga el Papa. Dile a tu mujer que venga a verme, porque con ese dinero, pueden ayudar a otros niños pobres que también comulgan y no tienen ni zapatos. Pensemos en el prójimo.


Paco: Vd. me perdone, pero creo que esa palabra “prójimo” ya no sabe nadie lo que es. Ahora lo que se dice es “sálvese el que pueda” y los demás dejarlos para Jesucristo.


D. José: Eso no es propio de un buen cristiano, porque hay que compartir con los demás lo mucho que cada día recibimos de Dios.


Paco: Que hay pobres lo sabemos por la tele, pero lo que interesa es ver como va el equipo de fútbol, y qué jugadores han fichado el Madrid y el Barcelona. De eso se habla en el bar. Si alguien toca el tema de los pobres, todos dicen lo mismo: ¡que vayan a Cáritas!


D. José: Pero Cáritas no tiene una mina de oro. Reparte lo que nosotros le entregamos; muchas veces cosas que ya no valen, y eso no se da a un hermano, eso va a la basura. La verdadera caridad es compartir con amor y con dolor, porque para mí es un sacrificio.


Paco: Como siempre, ¡tiene Vd. toda la razón del mundo!; pero, quién le mete esas ideas en la cabeza si no van a Misa; y los que van, le oyen muy bien ¡pero no le escuchan! Porque escuchar es oír con el corazón.


D. José: El fallo de eso, Paco, está en la base. Hay que tener fe viva, creer en Jesús y amar a Jesús que está en la Eucaristía, que recibimos en la Primera comunión; y la reciben como si fuera una galleta, pensando en el vestido y el reloj que le regalaron, sin conciencia de lo que reciben, y así crecen, con una fe de costumbres heredadas, pero no de Amor.


El sacristán.