DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Esta es la homilía del día 4 de septiembre de 2010.


Homilía 4-09-2010
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Resumen de la homilía:

Los Mandamientos de la Ley de Dios: “Amar a Dios más que a todas las cosas.” Amar más a Dios no es rechazar los demás, es ponerlos después del amor a Dios. Dios es la Meta y el fin principal de la vida de toda persona creyente. No se trata de no amar a nuestros familiares o amigos, sino saber que primero es Dios. Es difícil, porque nos obliga a renunciar a cosas que queremos y nos gusta mucho. Jesús dice: “el que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser discípulo mío.” El Señor que nos da una misión, nos da la fuerza y ayudas para cumplirla. Empezar lo hacemos todos, perseverar sólo los santos.” Nuestra vocación. En la vida espiritual es necesaria la perseverancia. No podemos parar el camino hacia Dios. Las ayudas de Dios, gracias, las tendremos siempre para conseguir la perseverancia final. El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.” Dios es el valor superior a todo y vale la pena dejarlo para llegar a la unión con Dios.



Estas son las lecturas del día 4 de septiembre de 2010.

PRIMERA LECTURA


Lectura del libro de la Sabiduría (9, 13-18)


¿Qué persona puede conocer lo que Dios quiere? ¿Quién comprende lo que Dios desea? Los pensamientos de las personas progresan poco y no son seguros; porque el cuerpo mortal es un peso del alma, y nuestro cuerpo de barro dificulta el pensamiento.

Es difícil conocer las cosas de la tierra, y descubrir lo que está cerca; ¿quién podrá comprender lo que está en el cielo?

¿Quién puede saber tus deseos, si no les das sabiduría, enviando tu Espíritu Santo desde el cielo? Así fue como los habitantes de la tierra pudieron cambiar sus obras; al saber lo que a ti te agrada, fueron salvados por la Sabiduría.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor


SALMO RESPONSORIAL 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Tú conviertes el hombre en polvo,

diciendo: “Volved, hijos de Adán.”

Mil años delante de ti son un ayer que pasó;

una vela en la noche.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Los siembras cada día, como hierba que nace nueva:

que nace y florece por la mañana y por la tarde la siegan.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Señor, enséñanos a pensar en nuestra vida

para tener un corazón bueno.

Señor, míranos y ven a ayudarnos, ten lástima de tus siervos.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


Por la mañana llénanos de tu misericordia,

y toda nuestra vida será alegría y gozo.

Venga la bondad del Señor, y nuestras obras progresen.


R.-Señor, tú has sido siempre nuestro refugio.


SEGUNDA LECTURA


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón. (9-10. 12-17)


Querido hermano: Yo, Pablo, anciano y preso por ser fiel a Jesús, te envío a Onésimo, a quien bauticé en la cárcel, a quién amo como a un hijo.

Me gustaría quedase aquí conmigo para que me ayude, en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin tu acuerdo, así me haces un favor con libertad.

Puede ser que se separó de ti para que ahora lo tengas para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano. Si yo lo quiero tanto, mucho más debes quererlo tú, como hombre y como cristiano. Si me tienes como compañero tuyo, recíbelo a él como a mi mismo.

Palabra de Dios.


R.-Te alabamos Señor.


EVANGELIO


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33


En aquel tiempo Jesús caminaba seguido de mucha gente. Se paró y les dijo: “La persona que quiera venir conmigo debe estar preparado a dejar padre, madre, mujer, hijos, hermanos y hermanas. También su propia vida. Si no lo hace así, no puede ser discípulo mío. La persona que no acepte cargar con su propia cruz para venirse conmigo, tampoco puede ser discípulo mío.

Cuando uno de ustedes quiere construir una casa en el campo, debe empezar por sentarse para calcular los gastos, y ver si tiene dinero para terminar la casa. Porque si pone los cimientos de la base y después no puede terminar la casa, todos se burlarán de él diciendo: “Miren un hombre que empezó a edificar su casa y no pudo terminarla.”

Cuando un rey va a la guerra contra otro rey, empezará por calcular si con diez mil soldados puede luchar contra el rey enemigo que viene con veinte mil soldados. Si ve que no puede, cuando el otro rey está todavía lejos, le envía unos delegados para pedirle la paz.

Lo mismo ustedes, la persona que no abandone todas sus propiedades, no puede ser discípulo mío.

Palabra del Señor.


R.-Gloria a ti, Señor Jesús.