Domingo XXIX del Tiempo Ordinario

Esta es la homilía del día 16 de octubre de 2010.



Homilía 16-10-2010
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Resumen de la homilía:

Dios es Padre que ama y desea la felicidad para nosotros y quiere darnos lo mejor.
Pero lo que Dios ve mejor, puede no estar de acuerdo con lo que pedimos en la oración.
La oración no es una lista de peticiones que Dios debe darnos cuando lo pedimos.
La oración es un encuentro entre el Padre amoroso y su hijo necesitado de ayuda.
La oración es un diálogo confiado en el que le decimos el deseo de hacer su voluntad.
La oración nos ayuda a reconocer la presencia de Dios en los momentos de la vida.
Santa. Teresa de Jesús decía: “Orar es tratar de amistad con quien yo sé que me ama.”
Jesús nos pide orar mucho, para perseverar fieles a nuestra fe hasta el final de la vida.
El Señor nos avisa, para ser salvados cuando el venga a juzgar a los vivos y a los muertos.
¿Cómo es nuestra Fe? Es una Fe que nos da esperanza en la Resurrección y la Vida del cielo.
Nuestra oración es constante, sin desanimarnos, como nos pide el Señor para no perder la Fe.
De la Fe brota el Amor, la confianza y la Oración. Pedir siempre: Señor, aumenta mi Fe.
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Estas son las lecturas del sábado 16 de octubre de 2010.



PRIMERA LECTURA
 
Lectura del libro del Éxodo.   (17, 8-13)
 
En aquel tiempo, Amalec atacó a los israelitas en Rafidín.
Moisés dijo a Josué: “Elige unos hombres, vete con ellos y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en la cumbre del monte, con el bastón maravilloso de Dios en la mano.
Josué hizo lo que le dijo Moisés, y atacó a Amalec. Moisés, Aarón y Jur subieron a lo más alto del monte. Cuando Moisés tenía la mano en alto, los soldados de Israel vencían, cuando bajaba el brazo, vencía Amalec. Y, como los brazos le pesaban, sus compañeros cogieron una piedra grande y se la pusieron debajo, para que se sentase; mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos. Así tuvo los brazos en alto hasta que se fue el sol. Josué venció a Amalec y a sus soldados, con la espada.
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor.
 
SALMO RESPONSORIAL  120, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8
 
R.-La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
Miro al cielo y pienso: ¿de dónde me vendrá la ayuda?
La salvación me viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
R.-La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
El Señor no permitirá que te caigas,
tu ángel te guarda;
no duerme ni descansa el guardián de Israel.
 
R.-La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
El Señor te defiende de todo mal, está a tu lado;
de día el sol no te hará daño, ni la luna por la noche.
 
R.-La salvación  viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
El Señor te cuida de todo mal, Él guarda tu alma;
el Señor cuida todos tus pasos, ahora y siempre.
 
R.- La salvación viene del Señor, que hizo el cielo y la Tierra.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.  (3, 14. 4, 2)
 
Querido hermano: permanece fiel en las cosas que te enseñé y aprendiste, sabiendo quién te lo enseñó. Desde que tú eras niño conoces bien la sagrada Escritura; el conocimiento de la Palabra de Dios puede darte la sabiduría, y por la fe en Jesucristo conseguirás la salvación.
Toda Escritura inspirada  por Dios vale para enseñar, aconsejar, educar en el bien; así el hombre fiel a Dios está preparado para hacer buenas obras.
Te pido delante de Dios y de Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos, que prediques la Palabra de Dios siempre y en todos los lugares, con claridad y paciencia, con deseo de enseñar.
Palabra de Dios.
 
R.-Te alabamos Señor
 
EVANGELIO
 
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.  18, 1-8
 
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les dijo esta parábola:
En una ciudad había un juez que no tenía miedo a Dios y no le importaban los demás.
En esa ciudad vivía una mujer viuda que decía al juez: “Ayúdeme con justicia ante mi enemigo.”
Durante un tiempo el juez no hizo caso a la mujer viuda, pero después pensó: “Yo no tengo miedo a Dios ni me importan los hombres, pero esa mujer viuda que me molesta tanto, le ayudaré y haré justicia, para que no venga y me rompa la cara.”
Y el Señor dijo: “¿Ven lo que dijo el Juez malo? Pues Dios, seguro que ayudará a los que le piden muchas veces por el día y por la noche. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en el mundo?”
Palabra del Señor.
 
R.-Gloria a ti, Señor Jesús.