II DOMINGO DE PASCUA

Esta es la homilía del día 30 de abril de 2011.




homilía 30-4-2011 por pastoraldelsordo

Resumen de la homilía:

Al comienzo de la Iglesia los cristianos vivían unidos en la oración y la Misa. Compartían sus cosas y propiedades con las personas necesitadas. Su amor y fraternidad era un testimonio de fe para los que no creían. La gente decía: “Mirad como se aman” y así empezó a crecer la Iglesia. Nosotros creemos firmemente en los testimonios de los apóstoles. Las dudas del apóstol Tomás que necesitaba tocar para creer.Vió y creyó. Jesús le dice: Más felices serán los que crean sin haber visto, nosotros. Creemos en la Resurrección de Jesús y tenemos confianza en su promesa de resucitarnos. Debemos amarnos unos a otros, para manifestar a los demás el amor de Dios. Somos débiles y pecadores, pero el Amor y Misericordia de Dios son infinitos. Para acogernos a su Misericordia tenemos el arrepentimiento y la Confesión. Jesús dijo a Santa Faustina: en la confesión, Yo estoy allí para perdonarte.

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Estas son las lecturas del día 30 de abril de 2011.


PRIMERA LECTURA

Lectura de los Hechos de los apóstoles. (2, 42-47)

Los hermanos perseveraban escuchando las enseñanzas de los apóstoles, celebraban la fracción del pan y oraban juntos. Todas las personas estaban asombradas de los milagros que hacían los apóstoles en Jerusalén. Los cristianos vivían juntos y compartían todas las cosas. Vendían sus casas y otras propiedades y repartían el dinero entre los demás, según la necesidad de cada uno. Cada día iban al templo todos unidos, celebraban la Misa en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría. Toda la gente los miraba con gozo y cada día el grupo de cristianos aumentaba con la ayuda del Señor.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL 117

R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Diga la casa de Moisés: eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia

R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Me empujaban para tirarme, pero el Señor me ayudó;

el Señor es mi fuerza y mi salvación.

Escuchar: hay cantos de alegría en la casa de los buenos.

R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

La piedra que despreciaron los arquitectos

es ahora la piedra más importante.

Lo hizo el Señor, ha sido un milagro muy claro.

El Señor obró ese día: es nuestra alegría y nuestro gozo.

R. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. (1, 3-9)

¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su gran misericordia!

Resucitando a Jesucristo de entre los muertos, nos hizo nacer para la vida que esperamos, más allá de la muerte, que nos tiene preparada en el cielo. Por la fe estamos protegidos por el poder de Dios; Él nos ha preparado para la liberación que se verá al final de los tiempos. Por eso debemos alegrarnos, pero en un tiempo tenemos que sufrir en distintas pruebas. Nuestra fe se fortalecerá, igual que el oro lo prueban al fuego. El oro desaparecerá; pero la fe que vale mucho más que el oro, no se perderá hasta el día en que se manifieste Jesucristo: entonces recibirán por la fe alabanza, gloria y honor. Ustedes no han visto a Jesucristo, pero lo aman: no lo ven todavía, pero si creen, y por eso sienten una gran alegría que no se puede explicar; al final conseguirán como premio de la fe la salvación de sus almas.

Palabra de Dios.

R. Te alabamos, Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan. (20, 18-31)

Los discípulos estaban en una casa con las puertas cerradas, porque tenían miedo a los judíos. Por la noche, Jesús entró en la casa y dijo: “Paz a vosotros.” Después Jesús les enseñó las manos y el costado. Los discípulos, al ver a Jesús, se alegraron mucho.

Jesús dijo otra vez: “Paz a vosotros, igual que el Padre me envió, yo les envío a vosotros.”

Después Jesús sopló encima de ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. Si vosotros perdonáis los pecados a las personas, ya están perdonados. A las personas que no perdonéis sus pecados, no serán perdonados.”

El apóstol Tomás no estaba en la casa cuado vino Jesús. Cuando vino Tomás los discípulos le dijeron: “Ya vimos al Señor.” Tomás respondió: “Yo necesito ver sus manos con los agujeros de los clavos, y meter mi mano en su costado para poder creer.”

Ocho días después estaban los discípulos reunidos en la casa y también estaba Tomás. Las puertas de la casa están cerradas. Entró Jesús y dijo: “Paz a vosotros.” Después Jesús llamó a Tomás y le dijo: “Ven, mete tu dedo en mis manos y mete tu mano en mi costado, y no dudes, ten fe.”

Tomás dijo: “¡Señor mío y Dios mío!” Entonces Jesús dijo a Tomás: “Tú crees en mí porque ves. Más felices las personas que crean en mí sin verme.”

Jesús hizo muchos milagros delante de sus discípulos, pero no están escritos. Estas cosas se escribieron para que vosotros creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida eterna.”

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti, Señor Jesús.

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