FUE CRUCIFICADO

El Credo Poco a Poco




Credo poco a poco. Fue crucificado por pastoraldelsordo


En una de sus cartas, el apóstol San Pablo dice: “Yo les comunico lo que me comunicaron a mí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que lo sepultaron y que resucitó al tercer día, como dicen las Escrituras.”


Toda la vida de Jesús fue de total obediencia al Padre, pero el momento más grande de su obediencia es en la oración del huerto de los Olivos, porque, teniendo conciencia de los sufrimientos y la muerte que iba a padecer, dice: “Padre, si puede ser, aparta de mi este cáliz, pero no se haga lo que yo quiero, que se haga lo que tú quieres.”


La muerte en la cruz era el castigo que sufrían los esclavos, muy despreciados, y ahora es nuestro símbolo, el símbolo de todo el mundo cristiano, que usamos con frecuencia en nuestras manifestaciones religiosas, en nuestras oraciones para alejar las tentaciones del demonio; y cada vez que hacemos el signo de la cruz estamos haciendo un homenaje a la propia cruz, como símbolo del reinado de Jesucristo.


Jesús pasó toda su vida haciendo el bien y predicando el amor del Padre. Entonces, ¿por qué condenaron a muerte a Jesús? Porque lo acusaban de blasfemo, al decir que era Hijo de Dios y perdonaba los pecados. También por las acusaciones de los dirigentes religiosos judíos que no aceptaban las enseñanzas de Jesús, contrarias a sus ideas e intereses.



Dios tenía un plan de salvación para todos nosotros, y por eso entregó a su propio Hijo a la muerte para manifestarnos su infinito amor, y hacer con nosotros una nueva alianza en el amor, realizando así nuestra salvación y manifestando la maldad del pecado. El mismo Jesús se une al proyecto del Padre, al pedir desde la cruz: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen.”


Jesús dio una prueba total de obediencia a la voluntad del Padre al ofrecerse en la cruz hasta la muerte en nombre de todos nosotros, y así dio al Padre una respuesta obediente y perfecta de amor como hombre y en nombre de todos los hombres, consiguiéndonos el perdón.