CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

El Credo Poco a Poco


Dios hay uno solo, pero Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los tres unidos forman la Santísima Trinidad.

El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo, y viene al mundo para santificar a las personas.

El Espíritu Santo es una Persona igual que Dios Padre y Dios Hijo.

Jesús envió el Espíritu Santo el día de Pentecostés, en forma de lenguas de fuego encima de los Apóstoles y de la Virgen, que estaban reunidos.

En el Evangelio leemos: “El día de Pentecostés estaban todos los apóstoles reunidos en un mismo lugar, De pronto se oyó un ruido del cielo, como un viento muy fuerte que llenó toda la casa donde estaban. Aparecieron lenguas de fuego que se ponían encima de la cabeza de cada uno de ellos. La acción del Espíritu Santo les dio la fortaleza y santidad necesarias para poder anunciar el Evangelio por todo el mundo como lo había dicho Jesús.”

Jesús prometió a los Apóstoles que les enviaría el Espíritu Santo, que les recordaría y les ayudaría a comprender todo lo que Él les había dicho.

La Iglesia es obra del Espíritu Santo; Él la santifica y hace que todos los bautizados se unan a la Santísima Trinidad, formando la Iglesia Universal.

Jesús dijo a sus Apóstoles: “Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos míos a todas las personas del mundo, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado. Y sabed que Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”

El Espíritu Santo se les ha dado para vivir dentro de las personas que creen en Jesús, con la misión de manifestar que el amor de Dios habita en la vida de las personas creyentes.

El Espíritu Santo da a los cristianos las fuerzas necesarias para cumplir los trabajos o misiones apostólicas que producen el crecimiento espiritual en los cristianos.

Las conversiones de los que no tienen fe o la abandonaron son obra del Espíritu Santo, que habla a los corazones y las mentes, pidiéndonos que nos arrepintamos y volvamos a la unión con Dios para que nos perdone y nos de nueva vida.

Dios es Amor y ese Amor mutuo entre el Padre y el Hijo es el Espíritu Santo. Pensamos en el Padre como el Creador, en el Hijo como el Salvador, y el Espíritu Santo el Amor.