CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE Y LA VIDA ETERNA

El Credo Poco a Poco

Cuando hablamos del alma nos referimos a la persona en su ser de debilidad y mortalidad.

Creemos en Dios que es el Creador de la carne; y creemos en el Hijo de Dios. Se hizo carne para salvarnos a nosotros que somos carne, y lo mismo que él resucitó, creemos en la resurrección de la persona hecha de carne débil y mortal.

Todos sabemos que todo lo que empieza después termina, y nosotros nacimos y un día moriremos. Todos igual, nadie puede escapar de la muerte.

¿Qué pasa con la muerte? La muerte es la separación del alma y del cuerpo. Al morir se separan el alma y el cuerpo. El cuerpo es enterrado y se corrompe, desaparece; pero el alma que es inmortal, va al encuentro de Dios que le juzgará de sus buenas y malas obras; volverá a unirse con el cuerpo, cuando se levante transformado a la venida del Señor por segunda vez.

La Resurrección de la carne explica que al resucitar una persona no será sólo el alma espiritual separada del cuerpo; también nuestros cuerpos muertos, un día volverán a la vida unidos cada uno con su propia alma.

Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos y vive en el Cielo para siempre. Igualmente Él resucitará a todos los muertos en el último día, con un cuerpo incorruptible, que no podrá morir más. Nuestro Señor Jesucristo vendrá con gloria y majestad a juzgar a todas las personas, unidas ya las almas a sus propios cuerpos para nunca más morir, y recibir el premio o castigo eterno según las obras buenas o malas que hiciera el hombre con su vida en la tierra.

Como dice el apóstol san Juan: las personas que han hecho el bien resucitarán para la vida feliz del Cielo, los que hayan hecho el mal y no se arrepintieron, para la eterna condenación.

¿Que es la vida eterna? Al crear y salvar al hombre, Dios le ha destinado a la eterna con unión con Él, a lo que San Juan llama la “vida eterna”, o lo que nosotros acostumbramos llamar “el cielo”. Así Jesús comunica a los suyos la promesa del Padre: “bien, siervo bueno y fiel, porque has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor.”

La esperanza en la vida eterna es los que motiva a la vida humana, a la entrega generosa a los demás, al servicio, al esfuerzo por comunicar la doctrina y el amor de Cristo a todas las almas. La esperanza cristiana en el cielo no es individualista, sino para todos. “El cielo es la meta última y la realización de las aspiraciones más profundas de las personas. La vida eterna es el objetivo principal de la esperanza cristiana.