LIBRANOS DEL MAL. AMÉN


Padre nuestro. Líbranos del mal. Amén. por pastoraldelsordo


Cuando recibimos el Bautismo Dios no aceptó como hijos adoptivos; desde ese momento Dios es nuestro Padre, y nosotros tenemos el orgullo de ser hijos de Dios, vivir unidos espiritualmente a nuestro Padre del Cielo. Por eso, la desgracia o el mal más grande para un cristiano es cometer un pecado que lo separe, lo aparte de la unión con Dios. Ese es el daño que nos hace todo pecado grave, mortal. Después hay otros males o desgracias como la enfermedad, las deficiencias físicas, el no tener que comer, la muerte de una persona querida, etc.

En esta parte de la oración del Padrenuestro, pedimos a Dios que nos libre del gran mal del pecado, y también le pedimos que nos libre de otros males que sufrimos, como las enfermedades, hambres, guerras y otras clases de sufrimientos humanos.
Existen dos categorías de personas por su forma de obrar al sufrir algún mal. Unos acostumbran rezar, oran, pidiendo al Señor les libre de esos males, y usan de los medios naturales que el Señor nos ha dado, visitando a los médicos con la ilusión de que les dé un remedio que les cure. Si el médico lo cura damos gracias a Dios por ayudar al médico a encontrar el remedio de la enfermedad.

Otras personas visitan a brujos, magos, adivinos, para que les cure, les aclare las cosas ocultas, les adivine el porvenir o les ponga en comunicación con los difuntos y les cure de sus enfermedades. Esta forma de obrar está condenada por Dios, que en la Biblia, dice: “No se separen de vuestro Dios en busca de magos, ni visiten adivinos, porque les harán daño. Yo el Señor, Dios vuestro.”

También leemos: “La persona que se separase de mí, para ir a consultar a magos y adivinos, tienen trato con el demonio.”

Podemos y debemos pedir siempre al Señor que nos libre del mal del pecado, y también que nos libre de los trabajos duros, de las enfermedades, de las desgracias, pero esto con la condición, de que sea la voluntad de Dios. Siempre: “Señor, que no se haga lo que yo quiero, que se haga tu voluntad.” A Dios siempre gracias.

Al final de la oración del Padrenuestro está la palabra Amén. Es una palabra hebrea, lengua de los judíos, y significa, quiere decir: Fiat, Así sea. Cuando decimos Amén, le decimos al Señor que nos dé lo que le pedimos.

Jesús nos ha prometido: “Todo lo que pidan al Padre, en mi nombre, Él se lo dará” Y podemos estar seguros de que pedimos en nombre de Jesús, si rezamos el Padrenuestro, porque es la oración que Jesús enseñó a sus discípulos cuando le pidieron que les enseñase a orar.

Pero no recemos distraídos. Sin pensar en lo que decimos, porque Santa Teresa de Jesús decía: “El mucho mover los labios yo no lo llamo oración,” Las palabras, la mente y el corazón unidos, es la mejor forma de hacer oración.