Ave María. Ruega por nosotros pecadores.




RUEGA POR NOSOTROS, PECADORES.


Cuando rezamos el Padre Nuestro hablaríamos a Dios como le hablamos a nuestro padre, y comentamos con él nuestras cosas, proyectos, gozos problemas, dificultades, y le pedimos nos ayude aunque Dios está en el cielo y nosotros en la tierra, el Padre Nuestro nos pone en presencia de Dios, con la confianza de un hijo ante su padre.


El Ave María también es un encuentro, encuentro de esta persona pecadora, que somos nosotros con la más Santa, la Reina del Cielo y Madre de Dios. La oración confiada nos pone en contacto con la Virgen María, a la que admiramos, saludamos, y también pedimos ayuda, cosa que necesitamos mucho, porque Ella nunca hizo pecado, y nosotros somos pecadores, para que pida por nosotros al Señor nuestro Dios que nos perdone y nos de su Gracia, su ayuda, para ser fieles a nuestra fe cristiana y poder ir al Cielo.


Toda oración es un encuentro de la tierra con el Cielo, de nosotros que estamos en la tierra con Dios, la Virgen María o los santos que están en el Cielo, Toda oración empieza por levantar nuestra alma a Dios o a la Virgen María, y después pedirle lo que necesitamos. Es necesaria su ayuda, porque no podemos nada sin la Gracia, la ayuda de Dios.


Sería una equivocación si sólo rezamos para pedir ayuda. También debemos rezar para darles gracias por todo lo que nos dan cada día, y también seríamos egoístas si sólo pidiésemos ayuda para nosotros, porque no podemos olvidar el mal que nos rodea: las enfermedades, el paro, el hambre de millones de personas, los que sufren en los hospitales, los que viven solos y nadie les ama. Recordamos todo eso que sufren tantos hermanos nuestros y pedimos ayuda a la Virgen María.


Sabemos, tenemos conciencia y experiencia de que somos pecadores y débiles para vencer las muchas tentaciones que sufrimos en nuestra vida, por eso buscamos con frecuencia la ayuda de la Virgen María a la que amamos y admiramos por su admirable pureza y santidad, que son un maravilloso don de Dios. Santa María será siempre “refugio de los pecadores”.