II DOMINGO DE CUARESMA



Resumen de la homilía:

Admiramos la gran fe de Abrahán y su total confianza en Dios. Por eso se le llama “Padre de todos los creyentes.” Obedeció y puso su amor a Dios por encima del amor a su hijo. Jesús dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” El Papa Juan Pablo II dijo: “No temáis” Jesús está siempre con nosotros. Jesús anunció a sus discípulos sus sufrimientos y muerte y estaban asustados. En el monte manifestó su futura gloria para animarles a perseverar. Vieron la gloria del cielo, y asombrados dijeron: “¡Qué bueno quedarnos aquí! Así será nuestra transformación en el cielo, pero debemos aceptar nuestras cruces. La voz de Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, escuchadle.” Escucharle es obedecer los que Jesús dijo y mandó: “amarse unos a otros.” Escuchamos a Jesús en el silencio de la oración y en el Evangelio. Nuestra meta es el cielo, pero debemos creer y aceptar la voluntad de Dios.

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Estas son las lecturas del día 3 de marzo de 2012.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis (22,1-2. 9-13. 15-18)


En aquellos días Dios puso una prueba a Abrahán. Le llamó:”¡Abrahán!” Él respondió: “Aquí estoy.” Dios le dijo: “Coge a tu único hijo, al que amas, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo en sacrificio, en un monte que yo te diré.” Cuando llegaron al lugar que Dios le dijo, Abrahán hizo un altar y puso encima un montón de leña, después ató a su hijo Isaac y lo puso encima del altar y de la leña. Entonces Abrahán cogió el cuchillo para matar a su hijo, pero el ángel del Señor desde el cielo le gritó: “¡Abrahán, Abrahán!”. Él contestó:
“Aquí estoy.” El ángel le dijo: “No mates a tu hijo ni le hagas daño. Ahora yo sé que temes a Dios, porque no has reservado a tu hijo único.” Abrahán levantó los ojos y vio un carnero trabado por los cuernos en las plantas. Se acercó, cogió el carnero y lo ofreció en sacrificio a Dios a cambio de su hijo. El Ángel del Señor desde el cielo volvió a decir a Abrahán: “Juro por mi mismo-palabra del Señor-: Por haber hecho esto, por no haber guardado a tu hijo único, te bendeciré, aumentaré tus descendientes como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me obedeciste.”

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor


SALMO RESPONSORIAL 115

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Yo tenía fe, cuando dije: “¡Qué desgraciado soy!”
Mucho le duele al Señor la muerte de sus fieles.

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
diciendo tu nombre, Señor.

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Yo cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo el pueblo,
en la puerta del templo del Señor,
dentro de ti, Jerusalén.

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos ( 8, 31-34)

Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Dios, que no perdonó a su propio Hijo sino que lo entregó para salvarnos a nosotros, Dios nos dará todo con su Hijo. ¿Quién acusará a los elegidos de Dios, sabiendo que es Él quien los hace justos? ¿Quién los condenará? ¿Puede ser Cristo Jesús, el que murió y resucitó y está en el cielo con Dios rogando por nosotros?

Palabra de Dios.

R. Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos ( 9, 2-10)


En aquel tiempo, Jesús fue con Pedro, Santiago y su hermano Juan a un monte alto.
Y mientras oraba, se transfiguró delante de sus discípulos. La cara de Jesús se puso brillante como el sol, y sus vestidos blancos como la luz. Aparecieron Moisés y el profeta Elías y hablaban con Jesús.

Entonces Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno es quedarnos aquí! Si tú quieres, yo hago tres tiendas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.”

No sabía lo que decía, porque estaban muy asustados.

Cuando todavía estaba hablando, una nube los envolvió, y se oyó una voz que decía: “Este es mi hijo amado, escucharle a Él.”

Al oír la voz, los discípulos cayeron al suelo asustados, con mucho miedo.
Jesús se acercó a ellos, les tocó y dijo: “Levántense, no tengan miedo.”

Los discípulos miraron y no vieron a nadie, sólo a Jesús.

Al bajar del monte, Jesús les dijo: “No digan a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.”

Esto se les quedó grabado en el pensamiento, y discutían qué querría decir aquello de “resucitar de entre los muertos”.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

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