III Domingo del Tiempo Ordinario




Resumen de la Homilía

Escuchar lo que Jesús nos dice para nuestra vida cristiana.
En el templo en Jerusalén los sacerdotes leían la Palabra de Dios y ofrecían sacrificios
Las personas podían participar leyendo y comentando las Escrituras.

Jesús se manifestó en la boda de Caná, haciendo el primer milagro.
Después Jesús empezó a manifestarse leyendo y enseñando en las sinagogas.
La gente alababa lo que decía Jesús y su fama se extendió por todos los pueblos.

Jesús dijo: ese soy yo, el Mesías que ustedes esperaban duran te siglos.
Pero no le creyeron. “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”
Decían: “¿No es este el hijo de del carpintero, el Hijo de José y de María?

Al principio Dios hablaba por medio de los profetas y por su Ley.
Jesús leyó el libro de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque me ha ungido.”
Me envió a dar la buena noticia a los pobres, la libertad a los presos, la vista a los ciegos.
Nosotros, ¿aceptamos que Jesús es el Salvador? ¿cumplimos lo que el nos dijo?


DOMINGO TERCERO TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Nehemías.   (8, 2-4. 5-6. 8-10)

En aquellos días, el sacerdote Esdras llevó el Libro de la Ley a la Asamblea, formada por hombres, mujeres y todas las personas que razonaban bien. Era a la mitad del séptimo mes, En la plaza de la Puerta del Agua, desde por la mañana hasta el medio día, estuvo leyendo a todos. Todas las personas escuchaban con atención le lectura de ley. Esdras estaba de pie, en un lugar alto, abrió el libro delante de todo el pueblo y, cuando lo abrió, todas las personas se pusieron de pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todas las personas, levantando las manos, respondieron: “Amén, amén” Después se inclinaron y adoraron al Señor.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicándolo, para que comprendieran bien la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y el escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían a todos: “Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: no se pongan tristes ni lloren.” Porque todas las personas lloraban al escuchar las palabras de la Ley. Y les dijeron: “Vayan a comer buena comida, bebed vino dulce y llevar una parte a los que no tienen comida, porque es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, porque el gozo del Señor es vuestra fortaleza.”
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

SALMO RESPONSORIAL.  18, 8.9.10.15

R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida
La Ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el mandato del Señor es fiel y en seña al ignorante.

R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.
 Los Mandatos del Señor son buenos y alegran el corazón,
 la norma del Señor es clara y da luz a los ojos.

R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.
La voluntad del Señor es pura y siempre fuerte;
Los mandamientos del Señor son verdaderos y totalmente justos.

R.-Señor, tus palabreas son espíritu y vida.
Que te agraden mis palabras y llegue a tu el meditar de mi corazón.
Señor, fuerza mía, salvador mío.
R.-Señor, tus palabras son espíritu y vida.
SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.  (12, 12-30)                                       

Hermanos: Igual que el cuerpo es uno y tiene muchas partes, pero forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres. Estamos bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos bebimos de un solo Espíritu. El cuerpo tiene muchos miembros. Vosotros sois el cuerpo de Cristo., y cada uno es un miembro.
Dios nos puso en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles, en el segundo puesto los profetas, después los maestros, después los que hacen milagros, luego los que reciben el don de curar, pero todos no son apóstoles, tampoco todos son profetas, ni todos maestros. Cada uno realiza una misión dentro del mismo cuerpo de Cristo.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.   1, 1-4; 4, 14-21.

Querido amigo Teófilo: Muchas personas han empezado a escribir todas las cosas que sucedieron aquí, y que nos contaron los que son testigos porque vieron y conocieron a Jesús y después predicaron la Palabra. Yo también, después de comprobar bien todo desde el principio, he querido escribirlo todo por su orden, para que tu conozcas la seguridad de las cosas que te enseñaron.
En aquel tiempo Jesús fue a Galilea con la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por todos los pueblos. Jesús enseñaba en las sinagogas y todas las personas le alababan. Jesús fue a su pueblo, Nazaret, entró el sábado en la sinagoga y se puso de pie para hacer la lectura. El responsable le dio el libro del profeta Isaías. Jesús abrió el libro y leyó: “El Espíritu del Señor está conmigo, porque el me ungió. Me envió para anunciar la Buena Noticia a los pobres. Para anunciar la libertad a los presos, y dar la vista a los ciegos. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar a todos un año de gracia y de perdón.”
Jesús, cerró el libro, se lo dio al ayudante y se sentó. Todos miraban a Jesús. Él les dijo: “Hoy se cumple esta Escritura que oyeron.”
Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.