XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO





RESUMEN HOMILÍA DOMINGO 32 DEL TIEMPO ORDINARIO  C

En el Credo decimos: “Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.”
La voluntad de Dios es que todos nos salvemos y vayamos a la vida del Cielo.
Todos resucitaremos, pero unos resucitarán para la Vida y otros para la condenación.
San Pablo dice: “Si no creemos en la resurrección nuestra fe no vale para nada.
Nosotros debemos vivir de acuerdo con las enseñanzas de Jesús. Ser testigos de Jesús.
Así demostramos a los demás que esperamos vivir eternamente felices con Dios.
Los hermanos Macabeos dan buen ejemplo de su esperanza de ir al Cielo.
No importan los sufrimientos de ahora si después gozaremos con Dios para siempre.
El amor de Dios nos ayudará para vencer las dificultades y conseguir la salvación.
En el Cielo estaremos juntos todos los salvados, pero lo importante es la vida con Dios.
Seremos como los Ángeles, que son bellos, espirituales, inmortales.
Al resucitar se unirá nuestra alma inmortal con nuestro cuerpo ya glorificado.

DOMINGO 32 DEL TIEMPO ORDINARIO  C
PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de los Macabeos. (7, 1-2. 9-14)
En aquellos días cogieron presos a siete hermanos con su madre. El rey mandó azotarlos para obligarles a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Uno de los hermanos habló en nombre de todos: “¿Qué quieren sacar de nosotros? Estamos preparados a morir para no desobedecer la ley de nuestros padres.”
El segundo hermano, antes de morir, dijo: “Tú, malvado, nos quitas la vida; pero cuando estemos muertos por tu ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna.”
Después se divertían con el tercero. Le dijeron que sacara la lengua, lo hizo, y extendió las manos con gran valentía. Y habló diciendo: “Dios me las dio, y por vuestras leyes las desprecio; espero que Dios me las dé otra vez.”
El rey y sus ministros estaban asombrados del gran valor del joven despreciando los sufrimientos. Cuando murió el joven, torturaron igual al cuarto hermano. Y, cuando estaba cerca de morir, dijo: “Es mejor morir en manos de los hombres, cuando sabemos que Dios nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida del cielo.”
Palabra de Dios.
R.-Te alabamos Señor.
SALMO RESPONSORIAL 16, 1. 5-6. 8 y 15
R.-Señor, al despertar gozaré de tu presencia.
Señor, escucha mi petición,
atiende a mis gritos, escucha mi súplica.
que en mis palabras no hay mentiras.
R.-Señor, al despertar gozaré de tu presencia.

Mis pies estuvieron fuertes en tus caminos
y mis pasos no vacilaron.
Dios mío, yo te llamo porque tú me respondes,
Señor, escucha mis palabras.
R.-Señor, al despertar gozaré de tu presencia.
Señor, cuídame como lo que más amas,
debajo de tus alas escóndeme .
Yo vengo a pedirte, y al despertar gozaré de tu presencia.
R.-Señor, al despertar gozaré de tu presencia.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses. 2,16-3,5


Hermanos: Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado un consuelo permanente y una esperanza feliz, nos de fuerzas para progresar en todas las cosas buenas que se pueden hacer.
Hermanos, recen por nosotros, para que la palabra de Dios que empezó entre ustedes se propague y nos libre de los hombres malos, porque todos no tienen fe. El Señor que es fiel, les dará fuerzas y los salvará del demonio. Estamos seguros que ustedes continuarán cumpliendo todas las cosas que les enseñamos. Que el Señor dirija sus corazones, para que puedan amar a Dios y ser fieles a Cristo.
Palabra de Dios.

R.-Te alabamos Señor.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas. 20, 27. 34-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a los saduceos que no creían en la resurrección: “En esta vida los hombres y las mujeres se casan; pero los que se salven y resuciten de entre los muertos ya no se casarán. Por que ya no morirán otra vez, y serán igual que los ángeles, y son hijos de Dios porque Él los resucitó.
Que los muertos resucitan ya lo dijo Moisés al explicar el suceso de la zarza ardiendo, cuando llamó al Señor Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob, porque Dios no es Dios de muertos, es Dios de vivos, porque para Él todos están vivos.
Palabra del Señor.

R.-Gloria a ti, Señor Jesús.